"Apelo ahora a la conciencia de quienes persiguen, atormentan, arruinan y matan a
otros hombres, por pretextos de religión, para que digan si lo hacen o no
por amistad y afecto hacia ellos, y sólo podré creer, entonces y no antes,
que estos soberbios fanáticos lo hacen en verdad por tales motivos, cuando
los vea corregir del mismo modo a sus amigos y familiares que pequen
manifiestamente contra los preceptos evangélicos y los vea, asimismo, perseguir
a hierro y fuego a los miembros de su propia comunión, contaminados
por enormes vicios que los exponen a su perdición eterna si no se
enmiendan, y cuando vea que expresan su amor y anhelo por la salvación
de sus almas infligiéndoles toda suerte de crueldades y tormentos. Puesto
que si, como ellos lo proclaman, actúan así sólo por principios de caridad y
amor hacia las almas de los hombres, al privarlos de sus bienes, al mutilar
sus cuerpos con castigos corporales y hacerlos finalmente perecer de hambre
y de tormentos en apestosas prisiones, me pregunto que si todo esto se
hace para convertirlos en cristianos y procurar así su salvación, ¿por qué,
entonces, toleran que la “prostitución, el fraude y la malicia y otros tantos
horrores”, que según el apóstol (Romanos 1) tanto saben a corrupción pagana,
lleguen a predominar sin contrapeso entre su grey y su pueblo?"